En la oscuridad, una lágrima que cae, un niño busca su pan en los tachos de la capital. Un sucio juego al que siempre perderá. Triste realidad, da vueltas y cae al poxiran, aspirando rechazo de no ser como los demás. Mil formas de escapar pensar que están en libertad. No es verdad, solo son prisioneros de la realidad, donde permanecen encerrados en la profundidad del hambre, de un dolor interno, del resentimiento y las formas de matar el tiempo sin fuerzas, sin voluntad para cambiar. Seguir hasta el final para ser devorados, encerrados de por vida como el padre que imaginan o caer al suelo desangrados desvaneciendo la mente, apagando los latidos de una vida más que no encontró el sentido.